Me causa una gran sensación de admiración y a la vez preocupación, comprobar que todo el continente europeo se encontraba en armas durante los comienzos de la Edad Media. Por un lado las pretensiones ambiciosas de Carlomagno, después de un largo periodo de inestabilidad entre diversos pueblos germánicos asentados en Europa. En otra región, en la Península Ibérica, las luchas entre árabes, bereberes y quienes defendían la legitimidad de su poder tanto aquellos que lo ostentaban, como los que defendían que eran ellos quienes debían tener el mando. En Oriente, los bizantinos y los persas luchaban contra los califatos de Damasco y Bagdad.
Después de la relativa calma que disfrutó el continente europeo durante la época romana, en la Edad Media nos encontramos con una Europa agitada por masacres humanas, hambrunas de guerra, luchas por la hegemonía de un territorio que anteriormente había sido unificado. Había una nostalgia de aquellos tiempos en los que un solo dirigente afianzaba su poder, se rodeaba de un cuerpo muy apto que le asistía en su gobierno, y a pesar de tener sus revueltas, no existía tantas luchas simultáneas por mostrar la hegemonía del Imperio.
Personalmente y obviamente, me interesa mucho conocer acerca de los califatos, los emiratos, y la expansión del Islam, y todo lo que tenga que ver con esta religión. Por supuesto mis raíces son de un pueblo islámico, pero analfabeto y cuyo ritmo de vida se ajusta a unas costumbres muy ancestrales y enraizadas. Todo se basa en tradiciones y leyendas y en la única convicción de que deben adorar a Allah y reconocer a Mahoma como su profeta por el simple hecho de pertenecer a un territorio que así lo establece, hasta hace poco por cuestiones puramente políticas. Pero si indagas más profundamente en lo que ellos creen saber sobre lo que adoran, nadie te sabe dar una explicación sobre aquello a lo que subordinan su existencia.
Si tengo que dar una opinión subjetiva a lo que voy aprendiendo sobre la edad media sólo llego a una conclusión muy generalizada y es que los que ostentan el poder, siempre han utilizado herramientas espirituales para afianzar su poder, independientemente de que profesen esa fe o no. Las diferentes religiones, ya sean monoteístas o politeístas, siempre han sido la manera más fácil de mantener a los súbditos leales al gobierno de cada uno, pero en el fondo, muy poca gente ha vivido esa fe en toda su esencia, libremente y con conocimiento de causa. Es más, desde que nace una creencia, una doctrina religiosa, ésta sufre todas las modificaciones necesarias, según quién gobierne el territorio al que se somete, como diría vulgarmente, a gusto del consumidor. Una religión, nace sin objetivos materiales, sin ambiciones ni pretensiones. Nace para darle una explicación ultraterrenal a la existencia humana. Nace para darle sentido a lo que no podemos ver en vida. Y se corrompe cuando el poder terrenal la utiliza para aumentar botines, prisioneros, prestigio militar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario